Ha pasado más de un mes desde el inicio de la guerra en Ucrania. El número de muertes, heridos y desplazados sigue en aumento. Uno de cada cuatro ucranianos ha dejado sus hogares, mientras tanto, los demás tratan de adaptarse a vivir en medio de sirenas y el riesgo latente. Definitivamente la comunidad ya no es la misma; cuando la guerra pase deberán no solo reconstruir edificios e infraestructura, sino también el tejido social.
La guerra también ha puesto en tensión las relaciones internacionales e interinstitucionales. La confianza es frágil, donde cabe. Y en medio de la complejidad del entramado global están la mujer y hombre común en cada uno de los países. Pues al final, todo está conectado, y su diario vivir depende del contexto socioeconómico afectado por la guerra.
Las diversas naciones han sentido el impacto, cada una según su relación con el mercado de Europa del Este, o más específicamente con el mercado ruso. Yo me referiré al que nos toca más de cerca, el impacto a Ecuador, y más concretamente al sector bananero.
En los años ochenta la Unión Soviética surgió como un mercado emergente para el banano ecuatoriano; veinte mil toneladas métricas de banano se exportaban anualmente a ese destino. A partir del año noventa, Rusia fue creciendo como mercado hasta llegar a convertirse en el principal mercado para Ecuador en este rubro. A inicios del 2022, Rusia representaba el 24% del total de las exportaciones de banano. Aproximadamente el 95% del banano importando por Rusia tenía procedencia ecuatoriana. Si lo comparamos en toneladas métricas, hasta antes de la actual guerra, Ecuador llegó a exportar 1.4 millones anuales.
Hoy, todo el esfuerzo realizado por más de cuarenta años ha colapsado en un mes. Las exportaciones de Ecuador en volumen de cajas a estos destinos se han reducido en un 58.55% hasta el momento. En dólares, esto se traduce a 23,92 millones de dólares en pérdidas FOB acumuladas en 4 semanas. ¿Qué implica eso para nuestra sociedad? Son 50 mil trabajadores directos, y 250 mil indirectos que atienden el mercado ruso. La reducción actual en las exportaciones por la guerra ha puesto ya en riesgo el empleo de al menos 25 mil trabajadores agrícolas. Así mismo, eso repercute en las industrias relacionadas: transporte, cartoneras, comedores, proveedores en general. A medida que el conflicto avance, la afectación irá siendo mayor. Estas no son solo cifras, estamos hablando de hombres y mujeres, con nombre y apellido, con familias que dependen de ellos y de su trabajo honesto y dedicado.
Por otra parte, está situación, que inició afectando el mercado ruso y ucraniano, se extiende a todos los mercados del mundo que Ecuador abastece. Esto debido a la desvalorización de la fruta como consecuencia de la sobredemanda.
Es penoso ver como lo que se logró con el arduo trabajo de años se ve afectado así de rápido. Y por ello, en tiempos de incertidumbre y amenaza, es necesario que el sector bananero, y toda la cadena de valor, se una para hacerle frente a esta dura situación. Debemos luchar por lo que hemos construido en todos estos años trabajando con mayor fuerza y determinación.
A nivel país, se requiere de fortalecer relaciones con los organismos multilaterales que puedan apoyarnos en esta coyuntura. La situación es altamente preocupante y hemos sido muy afectados por una guerra que no es nuestra y que jamás debió darse. Aquí, el trabajo dialogante y coordinado entre el sector público y privado es primordial. Los grandes desafíos requieren de unión.
Vicente Wong
CEO Reybanpac