La tarea de promover el consumo de frutas y verduras para una vida sana.

2020-11-27

Nos vamos acercando al 2021, año declarado por la FAO como el “Año Internacional de las frutas y verduras”. Los objetivos planteados tras dicha declaratoria tienen ahora incluso mayor relevancia con el escenario que vivimos producto de la pandemia.

Por décadas ha existido esfuerzos por parte de diversos actores para fomentar un mejor cuidado de la salud e incentivar buenos hábitos alimenticios. A partir de la pandemia del COVID19, se ha evidenciado una tendencia más fuerte en ciertos mercados a optar por productos frescos. Sin embargo, sigue siendo necesarias la promoción y educación para lograr una mayor conciencia a nivel global de la importancia de las frutas y verduras para la salud humana. Una buena nutrición contribuye a desarrollar mejores defensas, a tener buenos niveles de energía, a reducir riesgos de enfermedades o sanar más rápidamente, a un óptimo crecimiento de los niños, niñas y adolescentes; en términos generales, nos permite sentirnos bien.

Pero no basta con educar, debe también garantizarse a las poblaciones el acceso a una alimentación de calidad. La lucha contra el hambre tiene varias aristas. Una de ellas es fortalecer el papel de los agricultores y campesinos para fomentar la productividad, pero también para mejorar la calidad de vida de los pequeños agricultores y sus familias.
Por otra parte, se debe trabajar para reducir la pérdida y desperdicio de alimentos. La FAO calcula que cada año un tercio de los alimentos que se producen o cultivan en el mundo se desperdician como resultado de acciones o decisiones de los integrantes de toda la cadena: proveedores, logística, minoristas, consumidores. En ese aspecto es vital que cada eslabón de la cadena identifique cómo desde su rol puede coadyuvar a la consecución de dicho objetivo.

Para todo ello es importante el establecimiento de políticas públicas que favorezcan el desarrollo del sector agroindustrial y buenas relaciones comerciales entre países. Así mismo es relevante la articulación y compromiso de todos los actores de la cadena, pues solo desde un esfuerzo mancomunado se logrará una agricultura sostenible, mejorar los índices de nutrición y reducir el desperdicio de alimentos.

El apoyo de los consumidores también es esencial, pues sus hábitos de consumo son los que dictan las tendencias del mercado y tienen gran influencian en la exigencia de prácticas responsables.

Por nuestra parte, nos sentimos honrados de contribuir a la nutrición de familias alrededor del mundo con el abastecimiento de banano de alta calidad cultivado bajo buenas prácticas agrícolas. Mantendremos nuestro compromiso y políticas de responsabilidad corporativa para que toda la fruta que producimos sea aprovechada; para seguir desarrollando nuestro plan de economía circular; garantizar el progreso y bienestar de nuestros trabajadores; y continuaremos abiertos a colaborar con los diversos actores de la cadena productiva en favor de una agricultura sostenible.

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